Y así empezó todo...

Todos tenemos una historia que contar

Y sentada en mi hamaca, se fue la luz de todo el barrio.

Me pareció el momento perfecto para empezar a encender la mía propia -a parte de la del ordenador claro está-. Aunque nunca he considerado tener mi luz propia apagada (que mi madre me lo dice siempre 'que brillo que brillo', yo creo que se piensa que mi ropa es de purpurina) llevo ya mucho tiempo queriendo plasmar en 'papel' mis pensamientos.

Y creo firmemente, que en cierta manera eso me va a iluminar.

¿Qué cuánto tiempo hace que quiero escribir? Bueno, te lo voy a contar. Una vez una estudiante -una señora de 60 años, más joven que muchos de 30 y con unas ganas inmensas de aprender español- no solo quería aprender sobre el idioma, sino también sobre cosas intangibles, y sobre la vida de su profesora.

Después de 'resumirle' un poquito mi vida me dijo "Guau. ¿y todavía no has empezado a escribir el libro de tu vida?" y recuerdo que le contesté "Ui no, a mi me encanta hablar pero eso de escribir... nunca lo he intentado la verdad".Y ella me contestó "Pues es muy curioso que dos de los idiomas que hablas los hayas tenido que adaptar en tu vida, y tan joven ¿no crees?".

Lo recuerdo como si fuera ayer, nunca lo había pensado así, pero esa señora me invitó a valorar mi sentido de la adaptación y por las experiencias en las que me ha llevado la vida creo que lo tengo más desarrollado que otros (porque los que me conocen, saben que sorda estoy un rato). Pues sí, nací y crecí en Barcelona y al mudarme a Costa Rica me vi obligada a ampliar mi vocabulario español y enriquecerlo con el latino. Ya no servía decir 'qué guay' porque nadie me entendía, tuve que empezara a decir 'qué chiva'. Además, aprendí inglés británico cuando viví en Londres, que -sorprendentemente- también me vi un poquito obligada a adaptarlo por uno más americano ya que el pueblo donde vivo en CR es muy turístico y casi siempre que me comunicaba en mi inglés británico me decían whaaaat?. Así que decidí cambiar el water "guata" por el "guorer" (espero que hayáis puesto el tono de pito que requiere). Al final, no me pareció un súper motivo empezar a escribir sobre mis adaptaciones lingüísticas y fonéticas pero sí me pareció interesante escribir sobre uno mismo. Ya son muchas personas que me han confesado que, o necesitan escribir para organizarse, o lo hacen por placer, o para tomar una decisión necesitan escribir pros y contras... y ya que a cada uno le sirve de una manera diferente, me parecía interesante empezar a descubrir qué me va a aportar a mí y ojalá que te pueda aportar algo a ti que me estás leyendo, aunque sea solo entretenimiento.

Y así de romántico, totalmente a oscuras porque todavía no ha vuelto la electricidad, cumplo la promesa que le hice en el 2018 a mi estudiante, y doy por inaugurado "Mi cóctel de tales". Obviamente el título tenía que hacer honor a los dos idiomas que me acompañan desde que me levanto hasta que me acuesto, español e inglés. No es un 'fairy tale' porque aunque me considero un poco brujilla todavía no me considero una hada, pero si es un 'tale' ya que aquí va la historia de mis pensamientos. Y es un cóctel porque los ingredientes van a ser muy variados así como lo son los pensamientos, ya que no tengo ni idea sobre qué voy a escribir, voy a hacerlo sobre lo que me apetezca. Ya te lo he dicho antes, para mí también es nuevo y quiero descubrir qué me aporta todo esto. 'Last but not least' tengo que dedicarle esto a mi amiga María, mi 'patriarca', española también exiliada en Costa Rica, ya que me ha inspirado y animado a escribir. Ella es de Madrid y yo de Barcelona y nos llevamos súper bien (no sé porque has puesto esa cara). Vamos a romper ya con los estereotipos. Y sí, ella es una de esas personas que quieres tener en tu vida, que brilla con luz propia y que te cuida cual planta hay que regar. Ojalá tu también tengas alguien así cerca de ti.